María Zambrano Alarcón (Vélez-Málaga, Málaga, 22 de abril de 1904 – Madrid, 6 de febrero de 1991) fue una intelectual, filósofa y ensayista española.
Hija de Blas José Zambrano García de Carabantes y de Araceli Alarcón Delgado, maestros en la Escuela Graduada de Vélez, de la que el padre es regente. Su padre trabajará más tarde en Madrid y en Segovia, dónde traba amistad con Antonio Machado.
María inicia sus estudios oficiales de Filosofía en la Universidad Central de Madrid. Conoce en Segovia a León Felipe y a través de su primo Miguel Pizarro, a Federico García Lorca. Asiste a las clases de Ortega y Gasset.
Es nombrada profesora de Metafísica en la Universidad Central y además, imparte clases en el Instituto Escuela. También colabora con frecuencia en la Revista de Occidente.
En 1936 se casa con el diplomático Alfonso Rodríguez AldaveEnlace externo, se abre en ventana nueva Link externo, Secretario de la Embajada de la República Española en Santiago de Chile y marchan a Chile recalando primero en La Habana, donde conoce a Jose Lezama Lima, con quien mantendrá una gran amistad.
Regresan a España por la Guerra Civil en 1937 incorporándose su marido al ejército y ella reside en Valencia, desde donde colabora en defensa de la República.
En 1939 marchan al exilio, primero a Francia y de allí a México. Trabaja como profesora de Filosofía en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo, de Morelia. También vivirá en Cuba y Puerto Rico.
En 1953 María Zambrano regresa a Europa viviendo en diferentes países como Italia o Suiza hasta 1984 en que regresa definitivamente a España.
Su extensa obra, entre el compromiso cívico y el pensamiento poético, no fue reconocida en España hasta el último cuarto del siglo XX, tras un largo exilio. Ya anciana, recibió los dos máximos galardones literarios concedidos en España: el Premio Príncipe de Asturias en 1981, y el Premio Cervantes en 1988.
La obra de María Zambrano, ignorada durante gran parte de su vida, ha sido reconocida de modo progresivo y adscrita a diferentes grupos, tendencias y generaciones.29 La propia autora desmiente en su obra y en su correspondencia esa política cultural de bandos, consignas y encasillamientos.
No obstante, quede aquí referencia de los intentos por encuadrar la obra y persona de Zambrano en la Generación del 98, la del 27 y la del 36, esta última en la que, como indica Ricardo Gullón, por su edad y la amistad que tuvo con Miguel Hernández y Luis Cernuda le correspondería teóricamente ser reunida.
«Prefiero una libertad peligrosa a una servidumbre tranquila».