Carolyn Gold Heilbrun (East Orange, 13 de enero de 1926 - Nueva York, 9 de octubre de 2003) fue una académica estadounidense de la Universidad de Columbia, la primera mujer titular del departamento de inglés, y una prolífica autora feminista de estudios académicos.
A partir de la década de 1960, bajo el seudónimo de Amanda Cross, publicó numerosas novelas de misterio con una mujer como protagonista. Estas obras se han traducido a diferentes idiomas alcanzando ventas cercanas al millón de copias en todo el mundo.
Heilbrun nació en East Orange, Nueva Jersey. Era hija de Archibald Gold y Estelle (Roemer) Gold. La familia se trasladó al Upper West Side de Manhattan cuando ella era una niña.
Se graduó en el Wellesley College, en 1947, con una especialización en inglés. Posteriormente, estudió literatura inglesa en la Universidad de Columbia donde obtuvo un máster en 1951 y un doctorado en 1959. Entre sus principales mentores se encontraban los profesores de Columbia Jacques Barzun, Lionel Trilling y Clifton Fadiman, todos ellos fueron una importante inspiración para su obra de de no ficción: Cuando los hombres eran los únicos modelos que teníamos: mis profesores Barzun, Fadiman y Trilling (2002).
Heilbrun enseñó inglés en Columbia durante más de tres décadas, desde 1960 hasta 1992. Fue la primera mujer en obtener la titularidad en el Departamento de Inglés donde ocupó un puesto permanente. Su especialidad académica fue la literatura moderna británica, particularmente el Círculo de Bloomsbury. Entre sus libros académicos se encuentra el estudio feminista Writing a Woman's Life (1988). En 1983, junto con la crítica literaria Nancy K. Miller, fundó la editorial de la Serie de Género y Cultura de la Columbia University Press. Desde 1985 hasta su jubilación, en 1992, ejerció como profesora de Humanidades en la Fundación Avalon de Columbia.
Novelas de misterio
Heilbrun fue la autora de quince misterios de Kate Fansler, obra publicada bajo el seudónimo de Amanda Cross. Su protagonista Kate Fansler, igual que Heilbrun, era profesora de inglés. En 1965, la primera novela de la serie fue preseleccionada para el premio Edgar en la categoría de mejor ópera prima.
Heilbrun mantuvo en secreto su faceta de novelista de misterio para proteger así su carrera académica, hasta que un admirador descubrió la verdadera identidad de "Amanda Cross" a través de los registros de los derechos de autor. En sus novelas, todas ambientadas en el mundo académico, Heilbrun exploró cuestiones tales como el feminismo, la política académica, las amistades de las mujeres y otros temas políticos y sociales, Death in a Tenured Position (1981), ambientada en la Universidad de Harvard, fue particularmente dura en su crítica al tratamiento dado a las mujeres por parte del sistema académico. Heilbrun, según Kimberly Maslin, «reconceptualiza el papel del detective y la naturaleza del crimen y su resolución»". Sus libros fueron traducidos al «japonés, alemán, francés, sueco, finlandés, español e italiano, vendiendo en total casi un millón de copias en todo el mundo».
Estuvo casada con el economista James Heilbrun, al que conoció en la universidad, y con el que tuvo tres hijos.
Últimos años
Heilbrun disfrutaba del trabajo en soledad. A pesar de tener tres hijos, a menudo pasaba temporadas sola en varios retiros a lo largo del año, incluido su lujoso apartamento en Manhattan y una casa de campo en el norte del estado de Nueva York. Tenía también una casa de verano en Alford, Massachusetts, y, cuando ya había cumplido 68 años, compró una nueva vivienda para su disfrute personal.
Sus opiniones eran firmes sobre casi todos los aspectos de la vida de las mujeres. También creía que poner fin a la propia vida era un derecho humano fundamental. De acuerdo con su punto de vista sobre el envejecimiento en The Last Gift of Time: Life Beyond Sixty, a los sesenta años dejó de usar tacones altos, medias y ropa ajustada, adoptando a partir de entonces blusas y pantalones en su atuendo diario. Según recordaba su hijo: «Mi madre, que era una anfitriona generosa de joven, perdió su interés por las cenas cuando se hizo mayor. Prefería pedir comida en el supermercado local y que se la enviaran a su apartamento porque estaba demasiado ocupada para perder el tiempo exprimiendo naranjas en Fairway».
En su libro The Last Gift of Time: Life Beyond Sixty, Heilbrun expresó su deseo de quitarse la vida a los setenta años ya que "no hay alegría pasado ese tiempo, solo la experiencia de un miserable final". Al cumplir esa edad, en enero de 1996, no llevó a cabo su propósito y se dio siete años más de vida.
Una mañana de otoño de 2003, paseando por la ciudad de Nueva York con su amiga de siempre, Mary Ann Caws, le comentó que se sentía triste. Cuando Caws le preguntó por la causa de su tristeza, Heilbrun le respondió: «El universo», y a continuación se fue a su apartamento. A la mañana siguiente la encontraron muerta, había tomado somníferos y tenía una bolsa de plástico en la cabeza. En la nota que había dejado decía: «El viaje ha terminado. Amor a todos.» Tenía setenta y siete años. Según su hijo, su madre gozaba de buena salud, no tenía padecimientos físicos o mentales conocidos y sentía que su vida estaba "completa".
Reconocimientos
Heilbrun recibió las becas: Guggenheim Fellowship en 1966 y 1970, la Bunting Institute en 1976 y Rockefeller en 1976. Fue investigadora principal del Fondo Nacional para las Humanidades en 1983, miembro del consejo ejecutivo de la Modern Language Association, de 1976 a 1979, y su presidenta en 1984.
Controversia
En 1992 Heilbrun fue tema de un artículo de Anne Matthews en el New York Times Magazin, en el que acusaba al Departamento de inglés de Columbia de discriminar a las mujeres. El exdecano del Columbia College, Carl Hovde, en una carta airada al editor admitió que en el pasado existía una discriminación generalizada contra las mujeres en Columbia «y en todas las demás universidades", pero desestimó las acusaciones de Matthews sobre las discriminaciones en aquel momento calificándolas de "basura». No obstante, Heilbrun fue muy explícita al recordar su papel de profesora célebre en Columbia. En unas declaraciones al New York Times declaró «Cuando hablaba a favor de los problemas de las mujeres, hicieron que me sintiera incómoda en mi propio departamento, me apartaron de comités cruciales, me ridiculizaron e ignoraron», y puntualizó «Irónicamente, mi nombre en el catálogo le dio a Columbia la reputación de fomentar los estudios feministas en el modernismo. Nada más lejos de la realidad».