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Antonia Santos, matriarca, hacendada y una de las heroínas de la Independencia de Colombia.


María Antonia Santos Plata (Pinchote, 10 de abril de 1782-Socorro, 28 de julio de 1819) fue una matriarca y hacendada neogranadina, y una de las heroínas de la Independencia de Colombia,​ considerada mártir de la Independencia.

Es considerada como una de las mujeres más representativas de la independencia junto con Policarpa Salavarrieta, Manuela Beltrán y Manuelita Sáenz, ya que se unió a la causa de Simón Bolívar.​ También se considera como uno de los referentes femeninos más importantes de la historia del departamento de Santander y del país en general.

Creó la guerrilla de Coromoro y Cincelada, la primera que se formó en la provincia del Socorro para luchar contra la invasión española y su hermano Fernando Santos Plata se convirtió en uno de los jefes de esta guerrilla. Este grupo interceptó las comunicaciones de las tropas realistas, aprovisionaban y mantenían informadas a las fuerzas rebeldes y tuvieron un papel importante en las batallas de Pantano de Vargas y de Boyacá.

Traicionada por uno de sus amigos, Santos fue arrestada y llevada a prisión al calabozo, hoy denominado Antonia Santos Plata en su honor, ubicado en el corregimiento de Cincelada, Coromoro, y posteriormente fue ejecutada el 28 de julio de 1819, culpable de lesa majestad.

En honor a sus acciones heroicas, el batallón ASPC n.º 7 de la séptima brigada de la cuarta división del Ejército Nacional de Colombia lleva el nombre de «Antonia Santos». Entre sus descendientes están Eduardo Santos y Juan Manuel Santos, presidentes de Colombia en 1938-1942 y 2010-2018, respectivamente.

Su niñez y juventud discurrieron, al lado de sus padres en la hacienda de El Hatillo, recibiendo la educación y formación usual de las mujeres de su época: labores propias del hogar y del campo, la religión católica y prácticas piadosas y conocimientos de aritmética, escritura, gramática y lectura.

Sin embargo su educación se vio también influenciada por el ambiente de rebeldía y descontento de la época,​ ya que en la zona ya se estaba sintiendo el malestar contra el colonialismo español, que se proyectó en el movimiento de los comuneros de 1781. De hecho, su familia estaba vinculada fervorosamente desde los primeros momentos a la lucha en favor de la emancipación del Nuevo Reino de Granada.

Antonia, la mayor de las hijas del matrimonio Santos Plata, asumió la representación moral y material del hogar, al morir su madre en los primeros meses de la Reconquista española.

Santos preparó y sostuvo la guerrilla de Coromoro (también llamada Guerrilla de Santos) que fue la primera que se organizó en la Provincia del Socorro para luchar contra los invasores españoles combatiendo el Régimen del Terror y apoyar al ejército patriota en la Campaña Libertadora de 1819, destacándose por ser la más organizada y la que peleó más bravamente durante los tres años de la Reconquista, teniendo como centro de actividades la hacienda El Hatillo, de propiedad de su familia.

Fueron jefes de esta guerrilla su hermano Fernando Santos Plata, José Gabriel Tobar, Camilo Gaona, José Manuel Ruiz y otros hombres de la región. Inicialmente la guerrilla tuvo cuarenta miembros, y posteriormente aumentó con las gentes que se fueron integrando a medida que el terror de la Reconquista penetraba en todos los pueblos.

El 12 de julio de 1819, el destacamento militar español, comandado por el capitán Pedro Agustín Vargas, llegó por sorpresa a la hacienda de El Hatillo, y en la casa principal de la familia aprehendió a Santos, a su hermano menor Santiago y a su sobrina Helena Santos Rosillo, junto con dos esclavos, siendo conducidos inmediatamente a Charalá, pasándolos por Cincelada, y fueron llevados a la población de Socorro, donde fueron encerrados en los calabozos junto a otros numerosos detenidos por razones políticas.

Santos prefirió la muerte que la delación y el 16 de julio de 1819, en un breve sumario, le fue dictada la sentencia de muerte junto a los próceres Isidro Bravo y Pascual Becerra, como enemigos de la causa del rey y reos de lesa majestad. El 27 de julio fueron puestos en capilla como condenados a muerte.

El 28 de julio de 1819, a las diez y media de la mañana, Santos fue llevada al cadalso, ubicado en un ángulo de la plaza del Socorro, junto con sus compañeros Pascual Becerra e Isidro Bravo; iban acompañados por el cura de la parroquia, presbítero N. Torres. Fue acompañada por su hermano Santiago Santos, a quien le entregó sus alhajas de oro y su testamento; al oficial que mandaba la escolta le obsequió el anillo que llevaba puesto. Un sargento la ató al patíbulo y le vendó los ojos, se dio el redoblante y la escolta hizo fuego, consumándose así su muerte con 37 años.



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