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Aletta Jacobs, primera mujer en graduarse en medicina de Holanda y activista feminista.


Aletta Henriëtte Jacobs (9 de febrero de 1854 - 10 de agosto de 1929) fue una doctora en medicina, activista por los derechos de la mujer y el sufragio femenino e inventora de los Países Bajos.

Desempeñó su tarea de doctora con gran entusiasmo. La implicación con sus pacientes le llevó a buscar soluciones para evitar la discriminación a la que eran sometidas la mujeres, en todos los ámbitos. Pronto adquirió conciencia sobre la impunidad de la prostitución y la trata de blancas.

En un intento por remediar la pesadilla de las mujeres a las que atendía, divulgó el uso de métodos anticonceptivos para controlar la natalidad y las enfermedades de transmisión sexual.

Durante 14 años varios días a la semana pasaba consulta gratuita a prostitutas, indigentes y niños.

Dio cursos elementales de higiene y cuidado de niños. Trabajó en la mejora del diafragma del doctor Wilhelm P.J Mensinga. La idea escandalizó a toda la sociedad y fue acusada de ir en contra de la vida.

Promotora de los derechos reproductivos y sexuales de la mujer en un contexto marcado por la intolerancia frente a los pensamientos progresistas, lejos de retirarse ante las acusaciones que recibía, instaló una clínica gratuita para mujeres vulnerables. Se creó así el primer centro de planificación familiar de los Países Bajos. Además, desde el mismo centro llevó a cabo otra mejora en la salud de las mujeres: en aquella época era habitual que las dependientas pasarán más de 10 horas de pie, causándoles grandes trastornos en la salud y también ginecológicos. Jacobs insistió en que las tiendas les facilitasen bancos en los que descansaran cuando no atendían a la clientela. Dos décadas después el asunto de los descansos se reguló en una ley.

Sus habilidades formales le propiciaron la amistad con miembros de la Unión General de Comercio Holandés cuyo líder B.H Held se sensibilizó con la causa y le ofreció desinteresadamente unas humildes habitaciones, en donde impartiría nociones básicas sobre cuidados infantiles, maternos y de higiene personal. El testimonio de muchas pacientes, asfixiadas por las duras condiciones de vida y la represión, hizo eclosionar el coraje y la fortaleza de Aletta Jacobs orientándole más allá de su labor como doctora para trabajar a favor de la justicia social.

Adelantada a su tiempo se casó por lo civil con un hombre del movimiento pacifista, y trabajó por y para las mujeres: las madres, las niñas, las prostitutas… para sí misma.

Al culminar sus estudios, Jacobs se trasladó a Londres, donde comenzó a reunirse con feministas y activistas por el control de la natalidad y el sufragio universal.

En la capital británica recibiría el influjo de nuevas ideas, entre las cuales destaca el uso de anticonceptivos para mujeres, con el fin de prevenir embarazos no deseados.

Posteriormente, se mudó a Ámsterdam, donde abrió su propia clínica destinada a personas de bajos recursos que no podían acudir a un médico convencional. Muchas mujeres también comenzaron a consultarle por algunos métodos anticonceptivos.

Jacobs trabajó para mejorar y perfeccionar el diafragma que años antes había sido diseñado por uno de sus profesores, el ginecólogo también neerlandés Wilhelm Peter Johannes Mensinga (razón por la cual se lo conoce como "pesario oclusivo" o de Hasse-Mensinga). Aunque Mensinga creó el diafragma original, Jacobs contribuyó notablemente a perfeccionar su diseño y estructura.

En 1883, cuando se prohibió explícitamente acceder al voto a las mujeres, añadiendo la palabra “hombre” en la constitución de 1887, el descontento femenino generalizado contagió a Aletta, introduciéndola en el movimiento sufragista: en el año 1903 se convirtió en líder de la Alianza del Sufragio Femenino Internacional.

Este compromiso le llevó a conocer a Carrie Chapman, con la que viajaría a los lugares más recónditos del mundo: Asia del Sur, Austria y Hungría, Oriente Medio y África para dar voz y apoyo a todas esas mujeres del mundo que solas eran incapaces de abrirse hueco en la vida política y en los espacios de participación. Ella le dirigía a Chapman estas palabras en una amistosa carta: “Mi querida Carrie, estoy segura de que no he vivido en vano, hemos hecho nuestra tarea y podemos abandonar el mundo con la convicción de que lo dejamos mejor de lo que lo encontramos”.

Hizo alianzas con mujeres sufragistas de otros países europeos y realizó giras internacionales promoviendo la igualdad. Su lucha dio frutos cuando en 1919 se aprobó en los Países Bajos el derecho de las mujeres a votar.

Tras acudir a la reunión del Consejo Internacional de Mujeres en Londres en 1899, Jacobs dejó la medicina en un segundo plano y centró sus fuerzas en el sufragio femenino.

En 1915, impulsó la celebración de un Congreso Internacional de Mujeres en La Haya, poco tiempo después de dar comienzo la Primera Guerra Mundial. De este congreso saldría la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF), una organización creada para oponerse a la guerra y para la participación de la mujer en la escena pública internacional. En este foro, que reunió a más de mil mujeres de todo el mundo, se comenzaron a formular las primeras propuestas feministas en contra de la guerra y la violencia enraizada en la Europa del siglo XX.

Todavía hoy, WILPF es una de las redes de mujeres con más incidencia en la política internacional. Dicha organización se considera la más importante de mujeres por la paz del siglo pasado, y Jane Addams, su primera presidenta, recibió el Nobel de la Paz en 1931. Continuó trabajando por la causa feminista hasta su muerte, en Baarn, Países Bajos, el 10 de agosto de 1929 a los 75 años.



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